EL PODER CORROMPE/ LA COLUMNA J

No hay comentarios

“La corrupción y la hipocresía no deberían ser productos inevitables de la democracia, como sin duda lo son hoy” Mahatma Gandhi.

Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, quiero aprovechar esta ocasión para abordar un tema verdaderamente importante que atiende a todos los mexicanos. La corrupción es un fenómeno incrustado en nuestra sociedad, todos nos quejamos y percibimos un devenir histórico el cual azota a todas las esferas que construyen a nuestro Estado – Nación, es una constante, es casi una norma de funcionamiento en el sistema político, es parte de los usos y costumbres de los mexicanos, es como si fuera una genética maldita que aqueja y lacera el progreso anhelado de todos.

El escritor Gabriel Zaid expone en reiteradas ocasiones que la corrupción resulta ser una fenómeno endémico y sistemático, es decir, está incrustada en el leviatán, en este aparato gigantesco produce y ejecuta todo, y paradójicamente no se puede obtener un progreso si no existe este mal necesario. ¿Dónde comenzó la corrupción en nuestro país? Ante ese cuestionamiento resulta verdaderamente indescifrable y peor aún no existe la mínima idea de un horizonte de donde pueda acabar, o como detenerla, la corrupción está normalizada, es como si a todos les favoreciera, pero al mismo tiempo todos se quejarán de ella, se percibe como un requisito de la sociedad moderna.

Cada año la percepción y los índices de corrupción aumentan, partiendo de la perspectiva social hacia la política, se puede aducir que los partidos políticos están llenos de gente corrupta y que todos son corruptos, desde la perspectiva política hacia la sociedad , se percibe a un grupo extenso de personas que intentan solucionar alguna irregularidad por medio de un esquema de “favores entendidos”, es el sobre entendimiento de que todos por medio de alguien tenemos “palancas” , en tanto que este esquema, da posibilidades a que todo sea más rápido y práctico. Pensar en abatir a la corrupción de arriba hacia abajo, es una utopía, es una ilusión irresponsable por parte de aquellas personas que no quieren asumir su condición inmediata, la retórica que comúnmente permea es que; (así es el medio, así son las cosas, así funciona) no obstante de modo cómico, la gran mayoría de las personas critican la corrupción, pero la gran mayoría es parte de, desde la comúnmente “mordida al tránsito” hasta el favor entendido en una licitación por parte del Gobierno Federal en donde se compran 260 millones de pesos en hielos para abastecer a una planta de PEMEX.

Un estudio realizado por el CIDE en el 2019, expone que los mexicanos tenemos ciertos matices para considerar la gravedad de la corrupción, es decir, existen taxonomías y niveles en los que puede ser permisible, o en donde se piensa que no pasa nada o no genera daño.

Estadística de la corrupción en México: En la edición 2021 del Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, México mantuvo una calificación de 31 puntos (en una escala de cero a 100, donde 100 sería la mejor calificación posible). 

Con esa calificación, México se ubica en la posición 124 de los 180 países evaluados por Transparencia Internacional. 

México sigue siendo el país peor evaluado de los 38 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.

En el G20, México ocupa la posición 18 de 19 países evaluados. (www.tm.org.mx/ipc2021/, 2022).

Es bien conocido que existe un Sistema Nacional AntiCorrupción, el cual está integrado por las unidades de transparencia, fiscalización, los órganos internos, anticorrupción, los comités de participación ciudadana, no obstante, para algunos especialistas es mera burocracia, para el resto de las personas simple y sencillamente no entienden ni como funciona este sistema. Bien lo decía David Henry Thoreau, “el mejor gobierno, es aquel que gobierna menos”, esta frase tiene una relación directa en que la sociedad debe de asumir su papel de modo responsable, y no únicamente concede el uso del poder a una minoría a fin de que se les atropelle en la menor proporción posible.

Particularmente considero que el mejor modo de erradicar proporcionalmente a la corrupción es la educación, las percibo como conceptos antagónicos, un claro ejemplo es que; en los países con mayores índices educativos como Finlandia, Suiza, Noruega, tienen los índices más bajos de corrupción, existe una relación directa, no obstante, no es una alternativa inmediata, es cuando menos de mediano plazo. Norberto Bobbio refiere que la corrupción es una parte que lacera a la democracia, del mismo modo la plantea en ciertas proporciones como un mal necesario. Estimado lector, este tema me lleva a la reflexión de que el poder corrompe, pero la educación enaltece al ser humano. Es utópico pensar en un México donde no exista la corrupción en ninguna expresión, pero es menester educar a las personas para que poco a poco y de manera integral esta práctica sea erradicada del sistema pero sobre todo de nuestra cultura.

In silentio mei verba, la palabra es poder.

Autor: Roberto Ahumada