Discurso sociales/ La columna J

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“La palabra es poder”

Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle nuevamente, en esta ocasión abordare el discurso social y la importancia que tiene un país como México. Las voces son destellos de la realidad y del mismo modo son un reflejo de lo que se piensa y se siente, es la proclamación de un conjunto de conformaciones que establecen un ritmo y una dinámica. Las sociedades no deben ser apáticas ni lejanas a las circunstancias de causa común, cada momento en el devenir es un clave en la relatoría histórica de nuestra nación.

En muchas de las ocasiones las personas tienden a soportar los desequilibrios tanto económicos como políticos, y tal parece que en la educación y en los esquemas formativos que tenemos, no es del común denominador que la gente alce su voz, el mexicano vive en la constante polarización, vive en la división, es el ostracismo enfático de comulgar por un bien general, esto es un reflejo del legado cultural de sumisión que arrastramos desde la conquista y en similitud con la autodefinición de ser simplemente lo que nos tocó ser, sin aspiraciones ni conquistas.

Hace un par de semanas fuimos testigos de las marchas que se realizaron en diversos o casi todos los estados del país para defender al INE ante la reforma electoral que promueve el presidente de la república. Sin entrar en el debate de cuantas personas fueron a cada punto de reunión, fue evidente que mucha gente salió a levantar la voz, y esto se debe de aplaudir. Ciertamente debe de existir el dialogo, el intercambio de ideas y la retórica propia que nos permita acercarnos a la realidad y a un contexto de construcción y de proposición.

En la Ciudad de México José Woldenberg quien fue el primer presidente del Instituto Nacional Electora, dirigió unas palabras y enarboló la importancia de la democracia y la consolidación de las instituciones para el funcionamiento correcto y ecuánime del país.

“La palabra tiene que estar de acuerdo con la conciencia y el discurso con el ejemplo. Ser en la calle la personificación exacta, el reflejo fidelísimo de lo que se dice en la tribuna o en el púlpito. Ejemplo, La falta de ejemplaridad es la engendradora de los grandes fracasos en religión y en política.” Miguel Ángel Revilla.

Es fundamental y de vital importancia dilucidar que cada sociedad debe de tener un estado de lucides y criterio ante lo que sucede, el poder social es la posibilidad del equilibrio, es el contrapeso del poder, y para que pueda funcionar, para que pueda impactar, para que pueda trascender en las personas y en las futuras generaciones, debe de existir un discurso de fortaleza, que englobe y aglutine los ideales, el sentido común y la propuesta, no solo es levantar la voz por levantarla, no es el enfrentamiento sin lógica. Particularmente creo que la sociedad mexicana llegó un poco tarde a la marcha y al discurso de defensa del INE, pero “más vale tarde que nunca” las palabras tienen poder y la fuerza de desencadenar acciones y equilibrios.

No se debe de esperar a la últimas consecuencias para tomar partida en una situación, ni se debe de esperar estar al borde del precipicio para decir la cosas, el filósofo francés Michael Focault hablaba del término “Parresia” el arte de decirlo todo, y lo expresaba en alusión a que para poder aspirar a un consenso y a una aproximación a la verdad, se debe de decir todo, no puede callar la injusticia, no se pueden callar los atropellos a la ley, no se puede ser indiferente mientras el país se derrumba a pedazos.

Los discursos sociales deben de fomentar la participación y la acción, porque es menester recordar que las palabras convencen, pero los ejemplos arrastran, imagine usted que hubiera sido de nuestro país sin el discurso de Ignacio Zaragoza o sin las palabras de Francisco I. Madero. En el 2000 hubo un discurso social por la democracia, hace un par de años el discurso de las mujeres comenzó y cada vez es más fuerte. Estimado lector créame que aun hacen falta más discursos sociales y más causas que atender.

El futuro es el mejor juez, pero nuestras palabras y nuestros discursos son la espiga de trigo que debe de esparcirse por toda la faz siempre con la esencia de que la perseverancia debe de estar en el bien.

In silentio mei verba. La palabra es poder

Autor: Roberto Ahumada