GUERRA Y PAZ/ LA COLUMNA J

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“Ningún hombre es tan tonto como para desear la guerra y no la paz; pues en la paz los hijos llevan a sus padres a la tumba, en la guerra son los padres quienes llevan a los hijos a la tumba”

Estimado lector de LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, espero que sus días sean agradables y le agradezco en demasía que se tome unos minutos para leer esta columna, de ante mano gracias, quiero aprovechar esta ocasión para tomar de referencia la obra de León Tolstoi. La obra de guerra y paz es un memorable y magnífico ejemplo de las distintas circunstancias que se presentan en un conflicto armado. Existen ejemplos alternos, como el Ernest Hemingway en “Adiós a las armas” o el propio de Bernard Shaw en su obra “El hombre y las armas”. El devenir de los conflictos armados es una constate en la historia de la humanidad.

No podría citar alguna justificante específica, sería burdo hacerlo, desde la perspectiva teológica, hasta la preservación de la justicia, desde la esclavitud hasta la generación de riquezas. De modo paradójico el ser humano es la única especie en el planeta que vive en constante guerra, la paz ha resultado ser una utopía o un discurso idealista por algunas personas que comúnmente han sido asesinadas. Las demás especies actúan por una necesidad básica, sobrevivir, no buscan dominar o establecer mecanismos productivos que promuevan desequilibrios sociales, naturales.

“Tengo veinticuatro años y todavía no he hecho nada…estoy seguro de que no es por nada por lo que he estado luchando con mis dudas y pasiones los últimos ocho años. Pero ¿para que estoy destinado? Solo el tiempo dirá” Lev Tolstoi en su diario, trece años antes de publicar “Guerra y paz”. Algunos filósofos de la guerra plantean que, si alguien busca la paz, entonces que se prepare para la guerra, es probable que algún historiador en algún momento logre plasmar que los seres humanos pudimos vivir en paz, en orden, en armonía, David Henry Thoreau lo plasma en libro “Walden la vida en el bosque”.

Es evidente que vivimos en un mundo violento, en un mundo armado, en mundo de consecuencias y diatribas que forman e instruyen a que la normalidad sea que existan video juegos con violencia extrema, que las películas de acción sean más atractivas tienen que estar cargadas de contenido bélico. Curiosamente esta más normalizada la guerra que la libertad sexual, existe cierta adrenalina ante la consecuencia, no obstante, quienes han ido o han estado en una guerra, refieren que es el ante sala del mismo infierno. En una matesis, también se puede expresar que gracias que alguien participó en una guerra se salvaron vidas, o se consiguieron independencias, derechos humanos. La historia es cíclica y entre mas cambian las cosas vuelven a ser iguales, evolución o involución, he ahí el dilema.

En alusión a la obra debo expresar los siguiente; en esta lectura, es probable que mi opinión este sesgada,  o probablemente este equivocado. Que, lejos de presentar la guerra como una virtuosa experiencia donde se forja el ánimo, la personalidad y la grandeza de un país, la novela la expone en todo su horror, mostrando la naturaleza con la que abordo las primeras líneas de este texto, en cada una de las batallas y se muestra la ambición, un deseo insaciable de una vana gloria errabunda, un ejemplo es la alucinante descripción de la victoria de Napoleón en Austerlitz, la monstruosa sangría que acarrea y las infinitas penurias e injusticias que golpean a los hombres comunes y corrientes que constituyen la inmensa mayoría de sus víctimas; un claro ejemplo de lo que sucede en toda guerra y la estupidez macabra y siniestra de quienes desatan esos cataclismos, hablando del honor, del patriotismo y de valores cívicos y marciales, añado la frase “Jamás había visto a semejantes leones ser masacrados por corderos” palabras cuyo vacío y nimiedad se hacen patentes apenas estallan los cañones.

La novela de Tolstói tiene mucho más que ver con la paz que con la guerra y el amor a la historia y a la cultura rusa. Es la esencia del escritor, no obstante postra una reseña autentica de lo que es la sangre fría, muchas de sus obras tienen esa particularidad, que sin duda la impregna no exalta para nada el ruido y la furia de las matanzas sino esa intensa vida interior, de reflexión, dudas, búsqueda de la verdad y empeño de hacer el bien a los demás que encarna el pasivo y benigno Pierre Bezújov, el héroe de la novela. 

Estimado lector constantemente comparto mi opinión de los libros que voy leyendo en el transcurso del año, en esta ocasión quise plasmarlo en esta columna, debo de admitir que existe un cuestionamiento latente en cuanto lo que sucede en el clise social, no se hacia donde vamos, pero si se que la educación y el trabajo dignifican al ser humano, también se que antes de querer cambiar al mundo, se debe cambiar uno mismo, la perseverancia debe de estar en el bien, así tal vez algún día tengamos paz, orden y tener esperanza sea menos necesario.

In silentio mei verba, la palabra es poder.

Autor: Roberto Ahumada