Discurso Social La columna J

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Todo fondo implica forma; no hay discrepancia, la verdad no está reñida con la belleza. Persuadir y conmover son tiempos unidos del estilo discursivo

José Muñoz Cota

Estimado lector de este reconocido medio LJA.MX con el gusto de saludarle como cada semana, quiero agradecer enormemente su tiempo y disposición para darnos lectura. En esta ocasión abordo y comparto con usted la reflexión y el impacto que tiene el discurso social, en semanas anteriores hemos analizado los discursos políticos de algunos precandidatos a la presidencia de la república, en tanto que resulta necesario el poder analizar y visualizar el discurso que tiene la sociedad.

Los mexicanos nos caracterizamos en muchas ocasiones por ejercer fuertes críticas ante como los políticos llevan las riendas del país, se genera una crítica sobre el manejo de las políticas públicas, la administración, temas de transparencia y por supuesto de corrupción. Particularmente considero correcto y necesario el expresar esa crítica, no obstante, cuando los discursos únicamente exponen una falla, no aplican una antítesis del discurso que expresan en este caso los políticos, lo cual únicamente genera una distorsión comunicacional y poca claridad.

Uno de los discursos que han permeado en las últimas semanas fue el tema de los libros de texto gratuitos, muchas personas y personajes políticos se han hecho pronunciamientos sobre que los libros no contienen matemáticas, tienen errores de redacción, del mismo modo, tienen sesgos históricos como el planteamiento de que en el 2006 hubo un fraude electoral, por demás polémicas por citar. Coincido completamente con el señalamiento ya que es una evidente área de oportunidad, no obstante, considero que el discurso social que debe de imperar necesita residir en una propuesta que mejore a esos libros de texto, tomar las previsiones conducentes para que en su etapa de elaboración exista una supervisión y sobre todo que el contenido sea loable para los alumnos y futuros ciudadanos de este país.

La inseguridad en nuestro país se está comenzando a naturalizar, personas que asesinan y lastiman con todo el dolo a los animales, incluso que hasta se graban cometiendo esas atrocidades, hombres lastimando a mujeres, videos de criminales rompiendo el orden público, o los mismos bandidos de los carteles amenazando a las autoridades, es necesario que, si el gobierno no logra poner orden, al menos la ciudadanía no claudique en levantar la voz.

Si no se entiende que los problemas de las demás personas bajo la arista social también son los problemas propios, entonces el problema es aún mayor, ese tipo de sufrimiento y de dolor no puede ser ajeno. Es menester motivar y hacer un discurso contrario que pueda hacer frente a las situaciones mencionadas, es evidente que con las palabras no se podrá contrarrestar dichas situaciones, sin embargo, ellas pueden ser el primer paso para poder detener esa penumbra de seguridad que azota al país.

“Las palabras son semillas que algún día tendrán la posibilidad de cambiar la historia de nuestro mundo, las palabras tienen más fuerza que las balas, ellas van más allá de muerte, el único modo de derrotarlas es olvidándolas”. Kurtz.

Cuando las personas son ajenas a su entorno es más que evidente que lo sucederá es un desequilibrio que desembocara en la propia soledad, el ser humano aún no puede subsistir solo, no podemos ser misántropos como Heráclito, la palabra es nuestro modo de comunicarnos, nos permite transmitir ideas, pensamientos, sentimientos. Actualmente la comunicación vive tiempos complejos ante la era digital, algunas personas se comunican más por WhatsApp que de manera verbal, esto limita al discurso, no sólo es que las cosas ya no se digan, sino que incluso cuando se dicen se haga por medio de un dispositivo móvil, el tiempo es afable estimado lector, vivimos en tiempos difíciles.

En la medida en la que las personas recobren el ánimo de comunicar de manera proactiva, y que tengan la sensibilidad de disponer de las ideas y los valores que engrandecen a las sociedades, será muy difícil que la adversidad pueda corromper los estatus quo. Tiempos difíciles hacen buenos hombres, buenos hombres hacen buenos tiempos, buenos tiempos hacen hombres débiles, hombres débiles hacen tiempos difíciles.

El momento histórico que nos escogió, no puede ser ajeno a nuestra elección como personas comprometidas con levantar la voz y ser fieles creyentes de que todo puede mejorar, de que es necesario filosofar y cuestionar, para que así con el pensamiento crítico se pueda aspirar a la sensatez de las palabras, a la construcción de los discursos, al empoderamiento de los valores y con esto acuñar un discurso social que sea ejemplo en el devenir del tiempo.

Estimado lector, la palabra es poder.

In silentio mei verba.

Autor: Roberto Ahumada